¿Por qué hay que ver las películas de John Ford?
El estilo de John Ford es, en esencia, el de un narrador clásico que supo conjugar lo íntimo con lo épico. Sus películas se caracterizan por la construcción de paisajes monumentales —en especial las vastas llanuras y mesetas de Monument Valley— que convertía en auténticos templos de lo mítico, escenarios en los que se desarrollaban historias de honor, deber y pertenencia. Pero más allá del espectáculo visual, Ford siempre mantuvo una profunda sensibilidad hacia los personajes: exploraba sus contradicciones, sus fragilidades y su lucha por encontrar un lugar en un mundo en transformación. Esa combinación entre lo grandioso y lo humano explica que sus películas resulten atractivas no solo para los amantes del western, sino también para quienes buscan un cine que habla de raíces, valores y dilemas universales. Si disfrutas de relatos que oscilan entre la aventura y la reflexión, entre el mito americano y la complejidad del individuo, Ford es una cita obligada.
Entre su vasta filmografía, hay títulos imprescindibles que condensan lo mejor de su arte. La diligencia (Stagecoach, 1939) es quizás la película que redefinió el western moderno: un viaje a través de la frontera que reúne a un grupo de personajes tan distintos como representativos de una sociedad en cambio. Allí se encuentra la acción trepidante, pero también un sutil retrato de la convivencia y el choque entre clases, géneros y expectativas. Otra obra fundamental es Centauros del desierto (The Searchers, 1956), probablemente su película más compleja y oscura, protagonizada por John Wayne en uno de sus papeles más icónicos. Aquí, Ford despliega una mirada amarga sobre el racismo, la obsesión y la violencia, cuestionando incluso el mito heroico que él mismo había contribuido a forjar. Ambas cintas, distintas en tono y ambición, muestran la amplitud de su talento y constituyen puertas de entrada inmejorables a su obra.En definitiva, ver las películas de John Ford es acercarse al corazón del cine clásico, a un universo que mezcla leyenda y humanidad, aventura y reflexión. Sus imágenes —hombres a contraluz enmarcados por la puerta de una casa, caravanas cruzando paisajes infinitos, miradas que revelan más que las palabras— han quedado grabadas en la memoria colectiva. Para cualquier cinéfilo que quiera comprender de dónde viene gran parte del cine contemporáneo y por qué el western es mucho más que un género de acción, la obra de Ford no es solo recomendable: es imprescindible.
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